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MEDITERRÁNEO RUSAKURDA, FILÁNTROPO, FUNDADOR MN: ESTADO BABILONIA, EMPRESARIO MULTIDISCIPLINARIO, DIRECTOR CREATIVO, COMPOSITOR, ESCRITOR, AMBIENTALISTA

Cuidad el Nilo

África y Mesopotamia

Lea Celik Sommerseth Shaw

9/12/2025

Ciudad del Nilo


por Lea Celik Sommerseth Shaw

Donde comenzó la humanidad y cómo se cruzaron nuestros caminos, siempre regreso a la conexión ancestral entre Mesopotamia y África. Estas dos regiones, a menudo mencionadas por separado, nunca estuvieron aisladas. Respiraban juntas, intercambiando aliento y memoria, llevando las primeras semillas de la civilización.

Mesopotamia, la tierra entre el Tigris y el Éufrates, no solo como la “Cuna de la Civilización” sino como espejo del Valle del Nilo, Nubia y Kush. Ambos paisajes cultivaron el concepto de realeza, el orden sagrado y la supervivencia a través de los ríos. Ambos llevaron el peso de lo divino a la vida cotidiana de sus pueblos.

El comercio no se trataba simplemente de bienes, sino de relaciones. El oro y el marfil de Nubia, el incienso y el ébano del Cuerno de África, se encontraban con la cebada, los dátiles y la lana mesopotámica. A través del Mar Rojo y la Península Arábiga, caravanas y navegantes construyeron puentes de intercambio. En esas rutas, imagino los primeros susurros de solidaridad, mucho antes de que el mundo trazara fronteras y separara destinos.

A menudo pienso en los mitos del diluvio que emergen de ambas tierras: la Epopeya de Gilgamesh en Mesopotamia y el ciclo sagrado de la inundación en el Nilo. Ambos hablaban de muerte y renacimiento, de supervivencia y orden divino. Estos mitos no son accidentes: son reflejos de una lucha compartida y de una esperanza compartida.

Para mí, como madre, veo en estas historias los primeros intentos de la humanidad por proteger a los niños, a las familias y a las generaciones. Las primeras leyes —los códigos mesopotámicos, la Maat egipcia— no nacieron para dominar, sino para asegurar continuidad, justicia y equilibrio. Me recuerdan que incluso hoy, en tiempos en que la corrupción y la injusticia atacan a los más vulnerables, el deber de la humanidad es proteger la vida con justicia.

La conexión entre Mesopotamia y África es también la conexión entre todos nosotros. El corredor entre el Cuerno de África y Yemen llevó a la propia humanidad a través de los continentes. Desde allí se difundieron lenguas, ideas y sueños. No somos civilizaciones separadas; somos ramas del mismo árbol.

Cuando hablo de Babilonia, no hablo solo de una ciudad o de un mito. Hablo de un patrimonio que pertenece tanto a África como a Mesopotamia. Una memoria compartida del primer intento de la humanidad de elevarse, de construir, de legislar, de adorar, de soñar.

Hoy, mientras el mundo con demasiada frecuencia busca dividir, yo elijo recordar estas conexiones ancestrales. Son prueba de que la supervivencia de nuestra especie siempre ha dependido del intercambio, la empatía y la solidaridad a través de ríos y continentes. Y en ese sentido, Mesopotamia y África no son solo historia: son una brújula para el futuro.

Lea Celik Sommerseth Shaw


Cuidad del Nilo, 12 septiembre 2025